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TRAYECTOS
ORGÁNICOS

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No todas las relaciones del individuo con su entorno tienen su traducción cartográfica. Opino que hay relaciones que al ser de carácter subjetivo, emocional e intangible pueden tener otro tipo de lenguaje, parecido al de los mapas, pero que no se pueden cartografiar. Me interesa la idea de desplazarnos como experiencia, de caminar, más concretamente. Esto es porque pienso que los viajes en coche o en tren incrementan la pasividad del cuerpo y nos hacen alejarnos del mundo.

 

El pensamiento, la vida y el mundo son potencia. Si cercenamos la potencia nos cercenamos a nosotros mismos. La naturaleza es esa potencia vital que nos hace seres humanos, y nos estamos negando a ella poco a poco. Nos apartamos de la potencia de la vida.

Este proyecto recoge mis reflexiones y parte de la obra gráfica que he ido construyendo a través de la interacción que tenemos con nuestro entorno, el por qué considero el hecho de caminar como una apertura al mundo, y pensar de qué forma podemos traducir y hacer visible elementos que son de carácter subjetivo, sensible e invisible.

La naturaleza y la experiencia de caminar es el eje transversal que articula el proyecto y que ha hecho de base móvil para construir las ideas que se visualizan en el siguiente escrito.

LA NATURALEZA

ES PARTE DE

NUESTRA

CULTURA.

LA NATURALEZA ES:

CUANDO EXISTE EN

LA EXPERIENCIA.

CAMINAR


El ser humano ha caminado para llegar de un lugar a otro durante milenios, y aún quedan lugares en el planeta donde es así. Pero las sociedades contemporáneas de hoy utilizan muy poco la resistencia física individual, ni durante el transcurso de la vida cotidiana ni en el entorno laboral. No usamos las piernas ni para ir al trabajo. Las usamos para mover el coche, a pesar de los colapsos urbanos y los accidentes que provoca, por no hablar de las emisiones de CO2. Pero sigue existiendo el placer por caminar, el sentimiento verdadero por disfrutar el tiempo, sentir el mundo, descubrir nuevos lugares y rostros. También caminar nos puede anular temporalmente las preocupaciones o ayudarnos a reflexionar sobre ellas. El que siente el caminar se siente responsable de sus actos, recupera una serie de valores que a menudo se obvian en la rutina.

La idea práctica que he llevado a cabo surge de dos ejercicios. Por un lado parto de la idea de registrar un trayecto caminando, paseando, y yendo en bici. Me interesaba llegar a realizar algo que tuviese la capacidad de traducir mi desplazamiento, el movimiento de todo mi cuerpo, y que pudiese dejar constancia de mis sentimientos y experiencias. Para ello he construido una máquina, sencilla y fácil de utilizar, que dibuja mientras uno camina. Por otro lado, me paro en medio del monte, saco mis acurelas, tinta, papel, pinceles, y agua, y decido qué naturaleza quiero llevar al papel. Este es un dibujo lúcido y firme en decisiones, a su vez fresco y libre. Un dibujo que hago en base a lo admirable que me parece el entorno natural por el que camino.

Estos dos ejercicios son dos partes de una misma tierra. Pienso que dan lugar a la contraposición positiva de: el dibujo ciego que se genera en base a mi movimiento y que su resultado no es revelado hasta abrir la máquina, y el dibujo que se crea al detenerte en un espacio, decidir qué vas a observar y qué vas a pintar.

Algunas de las obras del proyecto:

LA MÁQUINA

Persigo el objetivo de que con esta idea se dé un impulso más, un motivo más, para caminar, moverse, conocer, experimentar de otra manera distinta el lugar que habitamos, en definitiva, incentivar de alguna manera el querer ver o pensar de otra forma distinta el momento que estamos viviendo.

Para ello construí la máquina que dibuja mientras caminas.

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